UN DESTELLO DE ESPERANZA PARA EL ISONDÚ

 A continuación,  les presento una nueva versión del relato Luces entre los troncos, que publiqué en tres partes (ver II y III), hace ya unos años. En esta oportunidad, intenté dar un cierre a la historia, ya que el aludido relato había quedado sin terminar. ¡Espero que disfruten esta reversión!

   Érase una vez una tarde naranja y templada que cubría una casa localizada en el antiguo barrio John Kennedy. Una muchacha, residente reciente, se encontraba sentada en el único escalón que había en la entrada del inmueble. Se trataba de Graciela, de 20 años, quien vivía junto a sus padres (con el plan de quedarse allí hasta finalizar sus estudios universitarios). Ella, desde que se mudó junto a su familia (una semana atrás), comenzó a tomarle importancia a una frondosa arboleda ubicada a varios metros de distancia, donde se situaba el Jardín Botánico “Alberto Roth”, considerado el pulmón verde de la ciudad de Posadas. Es que desde allí, solían brillar dos luces amarillas, con forma de pequeñas semillas de cítricos en posición horizontal. Un par de ojillos suspendidos por debajo de las copas. Sigue leyendo

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LUCES ENTRE LOS TRONCOS (parte III)

Luces (2)
El ser de ojos amarillos se asustó cuando vio de cerca a la joven. La primera y última vez fue durante un atardecer, en la arboleda situada frente a la casa de la humana. La había observado acercarse como loca a la densa vegetación. ¡Él nunca había sentido tanto temor!
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LUCES ENTRE LOS TRONCOS (parte II)

Ojos

¿Qué puedo escribir? Necesito armar otro relato, pero se me han acabado las ideas. Y para variar, tengo muy poca experiencia de vida. Si tuviera más, por supuesto que dispondría de mucho material a partir del cual generar ficciones… Realmente, no sé qué hacer. Escribo esto en mi habitación, desde la cual vislumbro la arboleda en la que vive ese extraño ser de ojos luminosos. Sigue leyendo

LUCES ENTRE LOS TRONCOS

Érase una vez una tarde naranja y templada que cubría una humilde casa Luces elocalizada en un barrio apartado del epicentro de la ciudad. Una muchacha, residente reciente, se encontraba sentada en el único escalón que había en la entrada del inmueble. Ella, desde que se mudó junto a su familia (una semana atrás), comenzó a tomarle importancia a una frondosa arboleda ubicada a varios metros de distancia. Es que desde allí, solían brillar dos luces amarillas, con forma de pequeñas semillas de cítricos en posición horizontal.
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