Periociudad VI: Enfrentamiento, acción y cambio

Una niña de seis años esperaba que la pasaran a recoger de la escuela. Ese día habían entregado a los alumnos el boletín de calificaciones, y en el de ella se reflejaba que era de los mejores estudiantes. Sus ojos marrones y grandes miraban hacia lo lejos con expectativa, aumentada porque algunos padres ya llegaban, sus hijos les mostraban las notas y recibían sonrisas, felicitaciones, abrazos. Hasta que apareció una mujer de 25 años que ella veía alta, delgada, de ojos castaños claros y cabello oscuro recogido en una cola de caballo lisa y estirada. Su nombre era Martina y era licenciada en Letras. Cuando se acercó, la niña le sonrió, extendió su libreta y le dijo:

—¡Tía! Mirá, dieces en todas las materias.

La mujer de rostro serio se interesó más por la mochila de la pequeña que por el documento y le dijo:

—Así tiene que ser, para eso me quito tiempo y me ocupo de tu educación, y no para que lo desperdicies en malas notas. Guardá eso y lo miro en la casa. Rápido, Rebeca, hay muchas cosas para hacer en la librería. —Agarró su mano y comenzó a llevarla de los tirones, porque la niña no caminaba tan rápido. Luego, le miró la cabellera brillante, ondulada y semirrecogida en un moño. —Tu pelo está horrible. Pero bueno, si lo corto más va a quedar peor.

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PERMANENCIA EN EL CAMBIO

Cambio

 

   Dos antiguos maniquíes con forma de mujer ven la vida pasar en una tienda de ropa de segunda mano. La misma se sitúa en un renombrado centro comercial de la ciudad de Posadas, Misiones. Ambas figuras están dispuestas a  dos metros una de otra, y  exhiben las mismas vestimentas durante determinado tiempo, debido a que los propietarios del local no suelen cambiarles hasta que logren las ventas de las mismas; lo cual puede tomar hasta dos meses. Sigue leyendo