
En la entrada al Museo de Periodismo, desde lejos, resaltaban dos grandes pilares y los trabajadores de medios de comunicación provenientes de ciudades lindantes, dado que la institución se ubicaba casi en las afueras de la urbe. La mañana del martes era clara, así que Rebeca pudo divisar a varios excompañeros de trabajo. Se apresuró para llegar a las acreditaciones y se unió al grupo, que minutos más tarde ingresó al lugar para rodear a representantes políticos que daban apertura al acto por la Semana del Periodismo. La jornada había llevado a la joven al citado lugar porque debía armar una crónica alusiva para Periociudad Cultural, el suplemento del domingo, que estaría dedicado al tema, según acordó con sus colegas (quienes también aportaban en el ejemplar).
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