TRINOS DE MISIONES

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Cecilia era una posadeña de 18 años con una voz de cantora, ligera como la de los pájaros de la tierra roja, que es como se conoce al lugar donde ella se crio. Desde pequeña, su sueño mejor era llegar a cantar en el Festival Nacional del Litoral y del Mercosur, ese escenario en la ciudad de Posadas al que sus padres la llevaban para ver y escuchar a los mayores exponentes del folclore de su provincia y del país. Cada vez que estaba en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, de cara al río, sentía que, si participaba en el festival que allí se desarrollaba, su vida estaría completa y no importaría nada más después de eso. Ella tenía una voz aguda, una mente hábil para las letras y un oído variado que se deleitaba con el canto de los pájaros autóctonos. Quería hacer un disco entero de canciones y melodías inspiradas en los sonidos característicos que emitían. La moza era afecta al avistamiento de aves y trataba de visitar todas las reservas naturales de Misiones (Argentina), donde pasaba varias de las mejores horas de su vida. Ella quería, con su arte, imitar la naturaleza; tal como los guaraníes, que con su lenguaje intentaban copiarla.

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